No sólo esquí

Después de estar unos 6 años yendo de paso por la zona a esquiar a Austria y en este último viaje también a Alemania, ya iba siendo hora de conocer un poco mejor la zona y no sólo de montañas y ver algo más de lo que abarca el esquí y la montaña. Por tanto, ya iba siendo hora de conocer el …

Schloss Neuschwanstein

El castillo de Neuschwanstein, también conocido como el casillo del rey Loco es una construcción extemporánea ordenada por el rey bávaro Ludwig II, que decidió su construcción en una época en la que los castillos se habían quedado obsoletos y ya no cumplían la función defensiva para la que fueron diseñados.

Es más, su construcción ni siquiera cumple los requisitos mínimos para desempeñar esta tarea defensiva, pues todos sus muros están plagados de grandes ventanales que harían ineficaz cualquier tipo de defensa.

Para llegar al castillo desde Garmisch-Partenkirchen es fácil. En Garmisch-Partenkirchen está bien señalado el Fernpassstraße, carretera que hay que tomar para iniciar el camino. Desde Garmisch-Partenkirchen hay que llegar hasta Lermoos y desde ahí hay que ir en dirección a Reutte. Una vez en Reutte se debe ir en dirección Füssen y en Füssen hay que seguir la señalización al castillo.

Cuidado con la señalización. Por ningún lado encontraréis señales que indiquen dirección Neuschwanstein, sino más bien señales que indican el Königschloss o lo que es lo mismo, el castillo del Rey. Cuidado con eso.

Cuando lleguéis, veréis que existen unos cuantos parquins disuasivos en el que podréis dejar el coche por unos 4,50 €. La subida al castillo en coche está prohibida, así que no os quedará más remedio que dejar el coche en alguno de estos parquins.

La primera imagen que se tiene del castillo es ésta.

Como podéis ver, desde donde se deja el coche, hasta el castillo hay un buen trecho. La subida se puede hacer en autobús, aunque el día que nosotros llegamos no funcionaba, y también se puede hacer mediante unas carretas tiradas por caballo, subida cuyo coste no es muy caro, alrededor de 3 € por persona.

Por supuesto, también está permitido subir a pie, lo que con un paso medio nos llevará unos 30 minutos.

Los tickets para la visita se sacan abajo y cuestan 9 €. La visita es guiada y no se puede elegir cuando se quiere entrar, sino que la visita es a una hora concertada, que es la que te toque por turno. Así que si el día tiene mucha afluencia de turistas, es posible que os toque una espera muy larga.

A nosotros nos tocó esperar una hora y media, por lo que decidimos realizar la subida andando de forma tranquila, dando un paseo y disfrutando del paisaje.

En la subida, podíamos disfrutar de construcciones de estilo decimonónico como la de esta villa que hace las veces de hotel con un nombre muy rústico – la casa del cazador.

Este hotel está muy cerca de otro de los castillos de la zona, el Hohenschwangau:

Que fue la residencia de Ludwig II cuando éste era un infante y fué construido por su padre Maximilian II sobre las ruinas de una antigua fortaleza, la fortaleza de Schwanstein que data del siglo XII.

Este castillo se utilizaba como residencia de verano por la familia de Maximilian II hasta que éste murió. Entonces, su hijo, Ludwig II trasladó a este castillo su residencia permanente, a la vez que inició la construcción del nuevo Schwanstein

La subida al castillo transcurre por un camino asfaltado rodeado de esbeltos árboles de hoja caduca y salpicados por pinos a su paso.

De vez en cuando aparecían llamativas construcciones como la de la siguiente foto, en la que se puede leer el mensaje «Zur neuen Burg» o lo que es lo mismo, «para el nuevo ciudadano», clara referencia al nuevo ilustre ciudadano de la región.

Una vez llegas arriba, hay un mirador en el que se pueden tomar bellas imágenes del castillo, y uno entiende la razón que inspiró a Walt Disney para imitar este castillo en sus dibujos.

Desde este mismo mirador, también se puede apreciar la extensa llanura que se despliega a los pies de la ladera que sostiene el castillo.

Imagen en la que se puede contemplar el pueblo de Schwangau y el lago Forggensee. Un poco más a la derecha de esta imagen, está la estación de esquí de Tegelberg, que permite practicar nuestro deporte favorito permitiendo la contemplación del castillo al fondo.

La situación de esta estación es la siguiente:

Y como podéis ver, está asociada con otra estación, la Breitenberg, que compartern el mismo forfait.

El plano de Tegelberg es éste.

Que como se vé, es una estación pequeña, de 4,3 kilómetros esquiables, aunque con un desnivel esquiable de 900 metros que para dos o tres horas permite pasar el rato con el aliciente de poder realizar bajadas increibles gracias a la visión que se tiene sobre el castillo, sobre todo, si se quiere practicar el esquí nocturno, ya que el castillo se ilumina por la noche, dando la sensación de estar flotando en medio de la oscuridad.

Supongo que yendo por la mañana a Breitenberg y por la tarde y la noche a Tegelberg se puede pasar un buen día de esquí.

Fuente: Tegelbergbahn.de
Fuente: tegelbergbahn.de

La apertura para el esquí nocturno son los jueves y sábados de 18.00 h. a 21.00 h. y el forfait cuesta 12.00 €.

Nuestra primera intención, por tanto, sería hacer esquí nocturno en esta estación, pero el pequeño tamaño de su pista iluminada nos hechó para atrás.

Continuando con la visita al castillo del Rey, según nos vamos acercando al castillo, podemos contemplar la verdadera dimensión del mismo.

Y una vez dentro, la sensación es indescriptible. Lo mejor que puedo hacer es mostraros las imágenes y que seáis vosotros mismos quienes las comentéis.

La visita a su interior está limitada por horas, y se va entrando en grupo, cada cuarto de hora. Hay un torno que valida la visita, impidiendo entrar a aquellos cuyo billete no corresponda a la hora asignada en la taquilla.

También está prohibido hacer fotos del interior y la visita es guiada y con audioguía, existiendo audioguías en español.

La verdad en que no me gustó nada el formato de la visita, ya que yo soy de los que prefiero ver las cosas a mi aire y no siendo guiado como un rebaño de ovejas. Además la visita transcurrió muy rápida, en cuestión de media hora ya estábamos todos fuera, bueno, en la tienda del amigo que siempre ponen en las salidas de los museos.

Aun así, el interior es realmente impresionante, la pena fue no poder tener más tiempo para dedicarlo a su contemplación y disfrute.

Os pongo algunas fotos de su interior que he encontrado por internet.

En fin, dejamos el castillo con la sensación de habernos perdido un montón de cosas de su interior, pero a la vez, maravillados con lo poco que pudimos ver.

FÜSSEN

El castillo del Neuschwanstein está muy cerca de otra de las localidades históricas de la zona. El pueblo de Füssen.

Füssen pertenece al Ostallgäu, y es el punto final de la llamada Romantische Straße o carretera romántica, un recorrido de unos 360 km. con inicio en Würzburg y varios puntos de visita intermedios. Muy recomendable para el que quiera hacer turismo por la zona.

Por la ciudad también pasaba la vía romana Claudia Augusta, que la unía con Italia en los tiempos de Roma.

El casco histórico de la ciudad es un conjunto de casas muy bien conservadas.

Algunas construcciones destacan sobre las demás, como un castillo del gótico tardío, el Hohen Schlosses que alberga el museo de la ciudad, el ayuntamiento o el monasterio benedictino de Sankt Mang.

En la calle principal se pueden encontrar hermosas fachadas, de estilo similar al que encontramos en Garmisch-Partenkirchen, como la de la farmacia de la ciudad (Stadt-Apotheke).

Cuya entrada preside una llamativa figura de un búho que sostiene entre sus garras una serpiente.

O esta otra, que muestra en su fachada el escudo de la ciudad.

Las calles albergan comercios en los que se pueden encontrar productos de toda clase. A mí me llamó mucho la antención estas maquetas que hacen las veces de farol decorativo, porque su interior se puede iluminar.

O también estos dulces, los Schneeballen (bolas de nieve), cuyo tamaño es similar al de una pelota de tenis.

Y es que si algo caracteriza a los alemanes, es su pasión por los dulces. Esta pasión es tal, que por todos lados se ven carteles en los que se anuncia la venta de Glühwein o vino dulce, que además se sirve caliente.

Fuente: kassensturzblog.com

Después de estar dando un paseo por la ciudad, decidimos visitar el castillo de la ciudad, pero el incoveniente que tiene ir a estos sitios en temporada baja es que te puedes encontrar los sitios cerrados, como nos pasó a nosotros. Así que nos tuvimos que conformar con hacer una visita a su patio y ver los alrededores, pero no pudimos entrar.

Castillo que tampoco se resiste a mostrar pinturas en sus murales. En la foto, aunque lo parezca, no hay ningún mirador, sino que la pintura que lo simula.

Al lado del castillo, podemos encontrar la basílica de Sankt Mang en cuya cúpula pudimos ver como el sol juega caprichosamente con esta representación.

El interior también lo encontramos cerrado, pero las guías nos dicen que se trata de una iglesia de estilo barroco, en el que destaca el altar de Sankt Magnus:

Fuente: Trivago.es

Construida en el año 750, aunque los añadidos barrocos datan del siglo XVIII.

La basílica está situada justamente en la parte de atrás del ayuntamiento, que tiene un patio, la Magnusplatz, que luce así:

Otra de las construcciones más llamativas de Füssen, es la de este antiguo hospital, el hospital de Heilig Geist (Espíritu Santo).

Otro de los monumentos destacados en Füssen, es el convento franciscano de Sankt Esteban, que tienen página web propia (http://franziskaner.de/Fuessen.377.0.html), en la que podemos leer que lo ocupan 11 hermanos y un poco de su historia, como que fue construido en 1628, que en 1836 se convirtió en el monasterio franciscano de referencia para todo Baviera y que fué restaurado en 1979.

La verdad es que no es muy espectacular, pero que en su patio podemos encontrar curiosas representaciones como éstas.

Y podemos obtener una buena vista hacia Sankt Mang.

Pues como encontramos la mayoría de las cosas cerradas, pues nos dedicamos un poco a pasear por el pueblo, y como ya iba llegando la hora de irse, y para ello tenemos que atravesar la muralla de la ciudad, que por dentro tiene esta pinta.

Pero, CUIDADO con estos paseos. Si viajáis con niños, tener la precaución de que vaya una mamá con ellos, ya que aquí es obligatorio.

En fin, una visita muy recomendable, pero esperemos que vosotros, si váis, tengáis más suerte y podáis encontrar más cosas abiertas, porque seguro que merece la pena.

Pero ¿Pensábais que este capítulo sólo hablaba de monumentos y turismo de a pié? ¿Por quién me tomáis? De eso nada, no podíamos dejar escapar una jornada más de esquí, así que por la tarde fuimos a …

Nesselwang

Nesselwang es una pequeña estación que está a unos 20 kilómetros de Füssen.

Mi idea inicial era realizar el esquí nocturno en Tegelberg con vistas a los castillos, pero al ver el plano de pistas me pareció que la pista noctuna era muy sosa y pequeña, así que cambiamos de opinión y nos fuimos a esta estación.

Nesselwang es un pueblo cuya estación, el Alpspitzbahn, posee un par de remontes y 8 kilómetros de pistas esquiables. La verdad es que es una estación pequeña, pero la pista nocturna tiene un tamaño más que aceptable, y en este aspecto compite con estaciones más grandes.

Fuente: Nesselwang.de

No pudimos escoger mejor noche para ir.

Por la mañana amaneció con algunas nubes que poco a poco fueron despareciendo para dejar un cielo totalmente despejado. La noche se convertía en una noche estrellada, hasta que por fin se iluminó, y no sólo por los focos de la estación, sino también por la hermosa luna llena que nos acompañó durante toda la velada nocturna.

La pista nocturna abre todos los días de 18.00 h. a 21.00 h., tres horitas que pensé se me iban a hacer pesadas por eso de bajar siempre por la misma pista, pero al final, no sólo no se me hizo aburrido, sino que hasta se me hizo corto. Pista cuya longitud cubre alrededor de 2.000 metros y que tiene muchas variantes, además de módulos para hacer saltos, barandillas y en definitiva lo que es un pequeño snowpark.

Como podéis ver en el plano, la estación es pequeñita, cubre unos 8 km. esquiables y con sólo dos remontes importantes, siendo el resto arrastres y una silla que no aparece en el plano, que es de una plaza y que va paralelo al Kombibahn.

El precio del forfait nocturno es de 16 €.

El nivel que había en pistas era realmente impresionante, yo creo que ahí estaban todos los frikis de la zona y me dió la sensación que Mercedes y yo éramos los únicos extranjeros de toda la estación.

Incluso en una de las bajadas, uno de ellos salió de un pequeño riachuelo que hay en un lateral, dando un pequeño salto y a unos 60-80 km/h (la velocidad exacta no la sé, pero más o menos por experiencia, creo que por ahí andaba la cosa), aterrizando de forma impecable y continuó bajando un rato delante mía. Y a todo esto me preguntaréis que tiene de especial y yo os contestaría que nada, si no fuera porque todo esto lo hacía de switch (esquiando de espaldas). Menudo maquinón.

La verdad es que rodearte con gente de este nivel es una verdadera gozada, y no había nadie que fuera sobrepasado por su nivel, así que aunque la mayoría íbamos a toda leche, no tuve en ningún momento sensación de peligro, incluso los que iban de switch me daban mucha confianza. Yo creo que esto influyó en que me lo pasara tan bien esa noche.

Una de las cosas más curiosas que tiene esta estación, es el remonte que sirve a esta pista nocturna. El Alpspitz-Kombibahn.

En el que si os fijáis bien, en el mismo cable van sillas y telecabinas.

Yo pensaba que una estación tan pequeña, perdida en medio de la nada del Oberbayern y un miércoles de diaro, no habría gente, pero la verdad es que sí que la había y mucha. La mayoría adolescentes con un increíble nivel de esquí. Esto me hizo pensar que serían estudiantes o currantes de la zona, que al salir del instituto, universidad o del trabajo, se vienen a practicar aquí unas tres horitas. Esto sí que es afición.

Aún así, la pista es lo suficientemente larga como para que no haya masificaciones en la misma. Eso y el nivelazo, ya que cuando se juntaban unos pocos a la salida del remonte, salían disparados hacia abajo, de forma que se les perdía rápidamente de vista.

En algunos momentos incluso me daba la sensación de estar esquiando en un jardín. Que pedazo de noche se nos quedó.

Y no sólo frikis, también ví cursos de monitores, que estaban ensayando las demostraciónes que luego deberán exibir ante los alumnos, y equipos de esquí sincronizado, que estaban ensayando figuras para algún tipo de campeonanto.

Bueno, Mercedes, despídete, que ya nos echan.

Esta ha sido para mí una experiencia única que me ha llenado personalmente y que creo que nunca olvidaré. Esquiar a la luz de la luna, con un viento catabático que bajaba caliente e impedía que pasáramos frío, y con todos estos aborígenes con un nivel de esquí que a mí me dejaban en pañales, esto es algo que no tiene precio.

Esta entrada fue publicada en Esquí en el Oberbayern, Esquiando también se viaja. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a No sólo esquí

  1. Lottie dijo:

    Rama Posted on seharusnya ada pihak yang berperan meknaegtinhn tontonan yang tidak mendidik bagi anak agar generasi kedepan menjadi lebih baik

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